En el Camino de Santiago

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viernes, 14 de abril de 2017

ENTRE HABICHUELAS CON DULCE Y ANECDOTAS DE SEMANA SANTA. PARTE 2


Entre una cosa y la otra, que sepan que la Semana Santa abarca màs que retiros, reflexiones, vacaciones, procesiones y comidas sin carne. "En cada familia se cuecen habas" como dicen, en este caso y en la mía como en muchos hogares dominicanos de todo el mundo, lo que se cuece en Semana Santa  aparte de todo lo demás, son las habichuelas. Les cuento. 

Ya han leído el resumen de la tradición de "las habichuelas" en el anterior post, entonces, dejarles saber que mi familia en esto del ritual no nos quedamos atrás, y por años hemos compartido esta delicia en casa de mi abuela Yolanda. Nunca nadie se plantea hacerlo por su propio medio, ya que a ciegas, estas son dignas de halagar y morir por la causa. No hay por qué relevarla aùn, no existe esa necesidad. Pero, yo al estar lejos y no poseer esos dotes culinarios de mi abuela, se me hace la boca agua cuando he visto que en el grupo de whatsap de mi familia en RD, a principios de semana estaban coordinando una quedada donde la abuela con esta finalidad. Allì la familia extendida, dìgase abuelos, hijos, nietos, tios, primos y allegados solemos almorzar juntos el viernes santo, hacemos cosas de familia y luego de ver la Pasiòn de Cristo (parte del ritual) y hacer la reflexión correspondiente por las fechas, nos preparamos tranquilamente para las habichuelas con dulce (cosa que extraño un montón). 

En ese momento, frente a mi telèfono, luego de presenciar todo vía audios y escritos; cambio de chat y retomo con una amiga que tenia pendiente... ya entre conversaciones le pregunto que còmo va eso de "las habichuelas"? si ella ya estaba en ello. Me desahogo de la añoranza, puesto que mi amiga aunque es dominicana vive ahora mismo en Puerto Rico. Ella me pregunta que por què no las hago yo mis habichuelas, si eso es fácil y aquí en España puedo encontrar los ingredientes. A lo que le respondo que no sè hacerlas, ni me atrevo y cuando las como es cuando me invitan amigos dominicanos que las hacen... En fin, que no tomo esa clase de riesgos. Aparte y aquí viene la historia, es que tengo una frustración con ese tema.

Había dicho que a nadie en mi familia se le ha ocurrido hacer habichuelas con dulce por su cuenta, es mentira, pues a mi madre una vez se le ocurrió esa "brillante idea". Ella viò que se acercaba la fecha y mi abuela no estaba muy animada en esos planes, decididamente dijo que a partir de ese momento la harìa ella para nosotros, su hijos. -Noooooo! Todos abrimos los ojos porque eso fue un desafío, una afrenta, un riesgo de no comer habichuelas en condiciones. Pero parecía que mi madre quería la independencia de las habichuelas con dulce o algo asì... 

Mi abuela, que es una mujer muy sabia le dijo que la apoyaba, que ya era hora de que nosotros disfrutáramos de las habichuelas hechas por mi madre, de hecho, que ya era hora que cada familia se hiciera cargo de la sucesión. Y asì fue como mi madre decidió hacernos ese "agrado", cabe decir que en ese tiempo nunca nos preguntamos (sus hijos) hasta qué punto podía ella lograr ese cometido, ya que en temas de cocina mi madre, con todo el amor del mundo sì, pero aún con amor, era un gigantesco desastre. 

Llegó el día esperado, y pues, lo que nos temíamos, las habichuelas màs horrorosas que habíamos probado en nuestra corta vida (de esto hacen más de 10 años). Para colmo, mami había hecho cantidad como para un batallón. Nadie dijo nada, pero veíamos discretamente que los vasos de cada uno, creo que incluido el de ella, estaban todos llenos de habichuela con dulce e intactos dentro de la nevera. Tíos y vecinos que nos visitaron esa tarde, amablemente les ofrecíamos habichuelas y ellos también amable y discretamente la dejaban intacta. Llegamos a contar unos 10 vasos en la nevera. 

Todos en nuestro interior añorábamos estar en casa de mi abuela, comer allì con los primos y tíos y por supuesto participar del ritual y culminar con la degustaciòn real. Pero mi madre había puesto mucho empeño en ese cometido, y se había empoderado valientemente por su objetivo. No íbamos a ser nosotros que insinuáramos nada que la hiriera o mermara su osadía, total, eran unas habichuelas, un año sin habichuelas no nos iba a matar... pasadas unas horas, ya no esperábamos a nadie en casa y de pronto alguien tocò la puerta. Era mi abuela, recuerdo las caras de alegría. Nos preguntò que qué tal el día, nadie dijo nada... inmediatamente nos dijo que traìa para nosotros un tarro de habichuelas de las que ella hizo. TODOS, incluyendo mi madre, nos abalanzamos sobre mi abuela dando gritos de júbilo. ¡¡Aleluya!! ¡Que felicidad, por Dios!! de inmediato mi madre reflexionò y dijo que tiráramos la olla gigantesca que habia hecho, porque es que parecía que las habichuelas se habían quemado o ahumado o algo asì, lo cierto es que eran incomibles. 

Que respiro, que liberación. Mi abuela viò todo y luego de unas largas carcajadas entre todos, nos dijo que eso no era necesario, que ella nos la hacìa con mucho amor. A partir de ese momento mami Gracias a Dios no ha intentado tomar ese tipo de iniciativas jamás. Tampoco nadie toca esa tecla, hasta ahora que la he recordado yo. Ella se encarga de convocar la familia, elaborar y coordinar las reflexiones, asignar las funciones o tareas para el pasadìa, pero nada màs. 

La receta
Gracias a esto yo tampoco me he atrevido nunca a hacerlas, creo que quedè muy tocada y me parece que mis hermanas también. Incluso le comentè a otra amiga para que me las haga en casa y al preguntarme que por qué no lo intento yo, le dije que no desperdiciaría mis ingredientes en intentos dudosos. Pero, ya he cambiado de parecer, en vista de que estoy lejos de casa y mis dos amigas queridas la que està en Pto. Rico y la que vive aquì en Madrid me han dado unas recetas muy sencillas, intentarè cambiar mi última experiencia traumàtica de anfitrionaje culinario y desafiarè los miedos junto a ese trago amargo que ha marcado a todos en mi casa. Espero poder graduarme y no tener que esperar a que alguien venga a hacérmelas o que me inviten para yo poder disfrutarlas. Ya les contarè. "¡En el nombre de Jesús!", como dice mi abuela querida. 

El "Jurado"  Valiente y yo.
Para terminar, comentar que ha sido una gran hazaña, mi jurado invitado se ha repetido tasas y el postre ha sido elogiado. Puedo decir que hemos logrado el cometido. Me siento orgullosa de esta decisión. Mi amiga Idelka fue un gran apoyo moral y logístico, en esto tuvimos que ver foros, escuchar varias veces los audios de las recetas de mis amigas y llamar a su madre en RD para asegurar que estábamos en buen paso. Yo he superado el mito de este ritual y a mi abuela le estoy dando la sorpresa de este atrevimiento que por supuesto, asumo que se pondrà muy contenta. Mis hermanos y familia al leer el post también han rememorado tan jocosa situación. Todos felices, ¡A disfrutar de las habichuelas!.

En cuanto a la cocina o arte culinario de mi madre, cabe decir que años después ella humildemente decidió hacer un curso de cocina, que la ha reivindicado de buena manera para el bien de su familia y amigos. En ocasiones especiales hemos tenido la confianza de pedirle el preparar almuerzos para personas muy queridas, o hasta recetas. La verdad es que mi madre desarrollò muchas habilidades y destrezas en su juventud, para esa de la cocina ya no hubo tiempo, aún cuando el sustento principal en casa de mi abuela estaba relacionado con negocios de comida. Me parece que todas mis tías pasaron por allí, mi madre obviamente se escurrió y nadie lo notò. De todas formas la amamos, no se puede tener todo siempre. 

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