Una vez hace años me reía con mi hermanito porque analizábamos la situación de un chico, vecino nuestro, que tenia un negocio de venta de empanadas por nuestro barrio. La situación de este chico es que por alguna razón, a lo mejor de prestigio o su percepción de éxito; este (un puesto de empanadas) no era el negocio del cual el deseaba lucrarse. Aún cuando tenia tremendo arte para hacerlas y gozaba de una súper buena clientela, entre ella mis herman@s y yo. Con este negocio el chico podía asumir otros proyectos fuera de este marco.
En fin, que le dimos seguimiento discreto a este caso y notábamos que cada cierto tiempo (entre años) el chico desde que podía hacer un negocio más acorde con lo que el entendía que era avance, lo echaba a andar. En ello fuimos testigos de una barbería, una tienda de bricolajes y si mal no recuerdo hasta un colmado. Todos quebraban, la verdad no entendíamos tampoco el por què. En una ocasión, no aguantamos más la curiosidad y le preguntamos que cuál era su conflicto con la venta de empanadas, si eso era lo que le dejaba ganancias para hacer lo que el quisiera (tomando en cuenta la inversión que conlleva la materialización de los anteriores intentos de negocio). De hecho, era tal el éxito que aún sin tener espacio habilitado propiamente las empanadas daban sus frutos. El tenia en una esquina su carpa con la freidora y una silla para el, siempre había alguien ayudándola a cobrar y haciéndole compañía, nada más. La gente iba, compraba, comía de pie o se iba a comerlas a la casa o en el carro porque no había ni sillas, ni nada. Se veía que el no quería invertir mucho en ello y claro porque tenia en mente quitarlo en cualquier momento.
El decía que ese no era un negocio para el, que el tenia otras metas. Hasta cierto punto es comprensible. Pero también lo que pensamos fue, ¿a ti que más te da?. Esto es lo que te deja ganancias, tienes un talento y no necesitas de mucho para sacar rendimiento, tráete más gente a trabajar y puedes ir delegando y no agobiarte pero no quites tu negocio, ni te avergüences porque es digno y son ricas. Mi madre dice que hasta fregando cucharas, si ese era el trabajo que en algún momento teníamos que desempeñar para ganar dinero, debían llamarnos para ofrecernos contratos de fregar cucharas, por ser las mejores haciendo esa labor y sentirnos orgullosas de ello. No podíamos ser "cualquier" fregadora de cucharas, debíamos marcar la diferencia. Como le estaba pasando a el.
Volviendo al tema, pasaron los años, nos mudamos del entorno y un día haciendo diligencias por el barrio pasamos por el lugar. Estaba el chico con la hermana, la madre y un hermano o primo; todos vendiendo empanadas. El sitio tenia unas cuantas mesas y sillas para comer allí y la carta de relleno (contenido de las empanadas) de 4-5 variedades ya era más exótica y amplia (queso, vegetales, pollo, carne, huevos, mariscos, pizza, completa...) y el chico, ya con sonrisas y todo. Pero anteriormente parecía como si estuviese pagando condena con esto de las empanadas, la maldición le había caído al dedicarse a la venta de ellas, pero gracias a Dios ya el había resuelto su conflicto con las indefensas empanadas que solo le daban buenos resultados. Parecería que el chico estaba destinado, era algo así como "el elegido" y puede ser, es que a lo mejor él tenia algo que aprender a través de las empanadas, quién sabe. Lo importante es que el pudo detectar cómo gestionar la situación a su favor para su mayor bien económico y psicológico.
Conclusión, no podemos pasarnos la vida buscando el negocio o trabajo de nuestros sueños; más bien hay que identificar cuál es ese trabajo o negocio que nos permite hacer realidad nuestros sueños. Esto es más fácil y hasta cierto punto más llevadero, depende de las circunstancias. Si no te sale por una, te sale por otra. Yo inmediatamente me puse a pensar cuáles eran las empanadas de mi vida, es decir mis talentos lucrativos en conflicto. Y tu, te has preguntado alguna vez ¿cuáles son tus empanadas?
¡Éxitos con esa respuesta!
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